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Somos los macabeos, 2000 años después

  • Marcelo Burman
  • 8 dic 2023
  • 3 Min. de lectura

Hace 2000 años se produjo un milagro, que año tras año celebramos en Jánuka.


Esta vez la festividad es diferente.

Esta vez cuesta ser feliz en la fiesta de las luces.

Esta noche encenderemos las velas de Jánuka por los Macabeos de todas las generaciones.

Por nuestros antepasados que lucharon contra uno de los reinos más poderosos del mundo, y por los que hoy luchan contra un enemigo cruel, fanático y odioso.


Además del milagro y las luces, Janucá es la fiesta de la resistencia por excelencia. El pueblo de Israel ya se había enfrentado a grandes crisis y graves amenazas a su existencia como pueblo (en Egipto, durante la época de la esclavitud), a su permanencia en la Tierra de Israel (como en el exilio babilónico) y a sus vidas (como en Persia, recordada en Purim), pero nunca antes se había producido un desafío tan directo a sus prácticas religiosas. El ataque del emperador Antíoco IV se dirigió contra el judaísmo. Nadie antes que él había intentado con tanto ahínco erradicar la observancia judía y el monoteísmo.


Aquí estamos 2000 años después. No pudieron en ese momento, no pudieron durante 20 siglos. Y no podrán tampoco ahora.


Según la leyenda, en Jánuka revivimos la historia del milagro (aparece en el Talmud, siglos después del relato que se encuentra en los Libros de Macabeos I y II). Cuando los Macabeos recuperaron el Templo necesitaban aceite para el candelabro. Encontraron una pequeña vasija con aceite para un día. Por un milagro duró ocho. Como ese 5% del celular que dura por horas. Eso les dio tiempo de ir al Monte de los Olivos a buscar más aceite. De esta forma, el Templo quedó reinaugurado, consagrado e iluminado.


En Jánuka los judíos encendemos un candelabro de 8 velas, una por día y aumentando durante 8 días. Además, cantamos canciones alusivas, recordamos este relato, comemos comidas con aceite (Nota al margen, cosas fritas en aceites, como las Sufganiot… ¿a nadie se le ocurrió una ensalada con aceite de oliva? ¿por qué no?). Celebramos en familia y en comunidad. Como dice Moldavsky, las fiestas judías pueden resumirse en “quisieron matarnos y no pudieron… a comer”. No será diferente este año.


Con esas velas recordamos con orgullo la herencia del pueblo judío, que en cada generación se levanta. Nuestros soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, así como cada judío en el mundo que levanta la voz contra un mundo que da la espalda, somos los Macabeos de hoy y continuaremos ese camino de generación en generación.


Jánuka son 8 noches en las cuales vamos incrementando la luz en nuestras vidas y nuestro mundo.

Son 8 noches en las cuales se nos está llamando a reinaugurar (Janukat) nuestro templo interno.

Son 8 noches en las cuales se nos invita a profundizar en el estudio de nuestros valores, fuentes e identidad.

Son 8 noches para que percibamos la belleza de la vida que brilla en su esplendor con luces que no encandilan, con música que no ensordece, con alegría que no se pierde, y con agradecimiento por los pequeños y grandes milagros de cada día.


Jánuka es una fiesta en la cual se invita a mostrar al mundo la vigencia de la luz y el mensaje del pueblo de Israel.

Antíoco IV quiso erradicar la religión judía allá por el año 165 a.e.C.

Llevamos más de 2000 defendiendo nuestro derecho a existir. Miren si vamos a darnos por vencidos justo ahora.



En la foto, 138 Janukiot encendidas en el Muro de los Lamentos, una por cada rehén aún en manos de Hamas. Que vuelvan pronto a casa!


 
 
 

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